Altar misterio
Texto acerca de la obra La longitud del paisaje
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Cualquier cosa que diga, no es real.
Francisco Bochatón, Pinamar


¿Cómo caben todas las posibles imaginaciones en el cajón de una pequeña mesa de luz? ¿Cuánto pesa lo que imagino, cuán denso e in-abrazable es lo que se dispara al accionar el mecanismo del misterio? Invitado a responder, por las huellas de un caso que puede tener o no una respuesta certera, uno se aproxima, se asoma y vuelve en sí.

Un altar es desde la antigüedad, un lugar consagrado que frecuentemente toma la forma de una mesa. Sobre o cerca de la misma, se depositan objetos sagrados, reliquias y ofrendas. Cerca de ese lugar uno presiente que hay secretos latentes, se presiente como un portal. Así se nos aparece la obra. De pronto una mesa de luz blanca en el medio de todo.

Hacia nosotros avanza uno de los cajones abiertos, el del medio, nos invita como un portal, a que entremos en el enigma. Dentro descansa un espejo, no aparece como abandonado, esta perfectamente dispuesto, es una clave. La mesa de noche se torna altar. Lo blanco tiñe todo para despersonalizarlo, alejarlo de la cotidianidad y a la vez universalizarlo.

El artista transforma y eleva, un objeto de la vida diaria e intima en un objeto sagrado, depositado en el centro para convocar a quien se anime a asomarse y descubrir, cuales son los hilos intermedios, invisibles que unen el arriba con el abajo, lo vacío con lo lleno.

La obra congela una acción nuevamente, el estado de pausa en la obra de Montero Swinnen parece decirnos: Es ahora, ¡espíen! Nuevamente el artista compone, un escenario de sueño con intriga y misterio. ¿Cuánto mide esa posibilidad? ¿Cuál es la longitud de la imaginación? Toda. Infinita. Breve. Pequeñísima. Lo mismo que uno mismo.

Cuando nos asomamos al espejo, ahí están detrás nuestro, pero arriba, que también es abajo. Un par de zapatos, anulados, no sirven para caminar, sirven para imaginar. Entonces, sirven para caminar.

¿Y nosotros? Nosotros en el medio, no estamos abajo, ni arriba, estamos entrando, a poblar ese espacio junto al sueño.

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Gimena Castellón Arrieta
Artista visual
para Ramona
Buenos Aires, Mayo 2012.